Es normal que las normas de las competiciones especifiquen que todos los jugadores de un equipo en el campo deben llevar los mismos colores, aunque las reglas sólo declaran «Los dos equipos vestirán colores que los diferencien entre sí y también del árbitro y los árbitros asistentes». En 1998, el árbitro de la Premier League, David Elleray, se vio forzado a cambiar su indumentaria a mitad de un partido entre Aston Villa y Wimbledon porque se consideró que era demasiado similar a la usada por los jugadores del Wimbledon.